martes, 28 de julio de 2009
HUMILDE HOMENAJE A MI AMIGO QUINTÍN CABRERA
Quintín Cabrera y Joaquín Lera
Pocos lo saben. No importa. Quintín era mi amigo.
Un maestro. Un gran hombre poderosamente bueno al que conocí
en los tiempos de los tonos grises y las calles adoquinadas y trémulas de la transitada
trastienda de la transición.
Quintín era mi amigo. Aún guardo en el gaznate el sabor del aguardiente al que me invitó en su casa llena de libros, guitarras y tablas de madera, compartiendo mesa, plato y libros de poemas junto a su inseparable Loles.
Hablé con él antes de partir a Buenos Aires hace cinco meses y le prometí que iría a conocer Montevideo como así hice. Ya estaba muy malito pero tenía esa fuerza interior que solo tienen unos pocos elegidos y me fui con el convencimiento de que se iba a recuperar como así pensamos todos los que le queremos.
Me dieron la noticia de tu adiós por correo y se me congeló el alma. Alguna lágrima que otra se me escapó.
Yo estaba en Montevideo, donde Benedetti parecía pedir a gritos reunirse con el amor de su vida. Tú; querido Quintín en el Madrid que me vió crecer y en el que tuve el privilegio de compartir escenario y bambalinas a tu lado varias veces.
Uruguay está doliente por vuestra ausencia. Uruguay sigue tomando mate mientras lee o canta vuestros poemas y canciones recordando vuestro arte incomparable.
Y el caso querido Quintín es que me he enamorado de tu tierra y de su gente.
Tranquila, sosegada, a paso lento mirando desde el malecón o cualquiera de sus playas las maravillosas puestas de sol como si el tiempo se hubiera detenido.
¡Qué crisis ni que crisis! La ausencia de un amigo es lo más fuerte.
Quintín es mi amigo.
¡Quintín! Para mi no has muerto.
Te lo dejo bien escrito en este que ya es tú soneto.
Un abrazo queridiño. Mil canciones compañeiro.
Yo seguiré cantando como siempre hice tú canción Milonga-Niza. Te llevo muy adentro. Gracias por y para siempre.
SONETO A QUINTÍN CABRERA
Joaquín Lera (28/7/09)
Carpintero de mate y endrinas
Corazón violeta, rojo y amarillo
Llegó del Uruguay con su flequillo
A desempolvar las mandolinas
Lloran en tu ausencia los atriles
Derraman lágrimas las corcheas
Pero tus milongas en las azoteas
Nos siguen como al talón de Aquiles
Ni la flecha envenenada del tedio
Ni la muerte con su karma de asedio
Podrán robarnos tú alma tricolor
Has dejado poso en mi garganta
La luz de tu sonrisa me amamanta
Sigues siendo un faro amigo trovador.
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Me encanta la canción Una Mujer, eres grande Joaquin, en verdad eres un gran artista es un gran placer conocerte!!!
ResponderEliminarMaestro, cada día más grande, ponerte una calle es poco, mejor ponerte un pais en bandeja de plata, para que donde fueras tu amor repartieras ¿quien sabe? si se hiciese realidad pediría la nacionalidad. Quiero ser Leriano.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Tente.
Fui testigo de ese momento y me emociono escucharte hablar de Quintin con el cariño que lo hicistes,,,
ResponderEliminarAbrazos brothers,,,,,
Quin, hermano, preciosa tú música; Maestro.
ResponderEliminarY siento haberte dado la noticia por correo electrónico. Ví a Quintín la última vez por el Rincón..hace mucho..
Un abrazo,
Guille