miércoles, 17 de agosto de 2011

DEMASIADO VIEJO PARA EL ROCK AND ROLL (DEMASIADO JOVEN PARA MORIR)


Ediciones Irreverentes . 17 de Agosto, 2011




DEMASIADO VIEJO PARA EL ROCK AND ROLL
(DEMASIADO JOVEN PARA MORIR)
Antología • Edición de Tomas Pérez Sánchez
(Cercanías, 13)


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Demasiado viejo para el rock and roll, demasiado joven para morir es el título de la canción más conocida de Jethro Tull y el de este libro que reúne relatos en homenaje a una música que cambió la forma de vivir de muchísimos adolescentes a partir de la década de los 60 del S.XX.
En esta antología de relatos nos encontramos con las canciones que nos hicieron soñar de Asfalto, Serge Gainsbourg, Trust, Barón Rojo, Pink Floyd, Bob Dylan, Elvis, U2, Frank Zappa, Héroes del Silencio, Mark Knopfler, y con estilos como el reggae, el rocanrol guitarrero y liviano de los escenarios provisionales de la España de los 70 o los sonidos más góticos y obscuros de actualidad; con los enfrentamientos generacionales entre padres e hijos con distintos gustos y formas de ver la vida, con las salas en las que comenzamos a escuchar música en la adolescencia y que siguen siendo nuestros escondrijos treinta o cuarenta años después. También hay quien medita sobre la pérdida de aquellos años y aquellos ritmos y cómo el espíritu queda vacío y no hay más ganas de vivir. El rock es parte de nuestras vidas y tras sus acordes cabe todo, también la nostalgia.
Y participan tres músicos con sus propuestas aberrantes. César Strawberry, líder de Def Con Dos, medita sobre el poder del reggae y las rastas como afrodisíaco; el cantautor y prestigioso compositor Joaquín Lera nos conduce en un viaje alucinógeno de más de dos décadas a través del rock que hemos vivido y que nos ha hecho gozar, y cierra el libro el cantante de Siniestro Total, Julián Hernández, que nos aconseja que no empecemos a chuparnos las pollas todavía. Rock radical, conceptual, espiritual, festivo y agresivo, sin respeto por todo lo respetable, llena las páginas de este libro que nace con la finalidad de invitarte a leer un relato mientras cambian los instrumentos en cualquier macroconcierto, o en la tranquilidad de la noche, cuandorecuerdas aquellos tiempos en que fuiste un hijo del rock and roll.